Transcripción:
Desde su primer ingreso a la cárcel, Juan Carlos se dio cuenta de las fallas del sistema penitenciario mexicano y de la realidad de quienes intentan reinsertarse tras el encierro.
Juan Carlos, conocido en prisión como 'Cheetos', es un hombre cuya vida ha estado marcada por la violencia, la desconfianza hacia la autoridad y una cadena de decisiones impulsivas que lo llevaron a pasar más de dos décadas en distintas cárceles. Hijo único, creció sin padre, fallecido en el sismo de 1985, y en un entorno hostil con su madre y sus tíos, dos de los cuales eran servidores públicos que lo golpeaban. Desde ahí nació un profundo resentimiento hacia las autoridades, que lo acompañaría hasta la adultez.
A los 18 años fue detenido por robo a una persona vinculada con la delincuencia. Durante el robo, ató a la víctima y se llevó varios objetos, entre ellos unos tenis, lo que derivó en una acusación de secuestro. Lo condenaron a 120 años de prisión, aunque él siempre afirmó que su delito no fue el que le imputaron.
Su ingreso al penal fue el inicio de una larga y compleja relación con el sistema penitenciario. En el Reclusorio Norte, 'Cheetos' construyó su reputación. Inteligente, confiado y hábil para sobrevivir en entornos hostiles, se convirtió en parte de los grupos de poder. En prisión, aprendió que la lealtad era un valor clave; dice de sí mismo: "Soy muy leal".
Participó en motines, extorsiones y redes internas de tráfico de bienes. Fue sancionado varias veces y vivió meses en el temido módulo número 1, conocido como "la carnicería", donde la tortura era cotidiana. Para sobrevivir, se vio obligado a herir a otro interno. Ese acto le dio respeto, pero también dejó cicatrices profundas.
CAMBIO DE CHIP. Durante años transitó entre cárceles —Norte, Oriente, Sur— y aprendió a moverse entre comandantes, custodios y grupos de poder.
En paralelo, la vida afuera avanzaba. Tuvo dos hijos, a quienes adora, y en sus palabras, la relación con ellos le enseñó el valor de la calma y la tranquilidad. A pesar de sus problemas con las drogas y el alcohol en el pasado, intentó alejarse de ese mundo: "Uno se cansa de ser malo, ser bueno te da paz", reflexiona.
Tras 15 años de encierro, logró que su sentencia de 120 años fuera modificada a 12 años gracias a un amparo. Quedó en libertad en 2019, pero en 2021 volvió a ser detenido, esta vez por portación de un arma de uso exclusivo del Ejército y robo. Actualmente, enfrenta dos procesos relacionados con armas de fuego.
Hoy, 'Cheetos' carga con una vida llena de contrastes: del muchacho que se sentía invencible al hombre que busca redimirse.
Vive con la conciencia de que su hija lo idolatran, y su hijo es más cercano a su abuela.
En sus palabras, el tiempo lo ha cambiado: "Siento bien ser una buena persona". Sin embargo, sigue atrapado en las consecuencias de su pasado, enfrentando nuevas sentencias mientras intenta reconstruir una identidad más allá de la violencia y el sistema penitenciario.
En la actualidad, estoy retirándome de todo, estoy echándole ganas porque ya me cansé, ya hice y deshice lo que quise, ya demostré lo que tenía que demostrar. "Uno se cansa de ser malo".
Juan Carlos, preso por portación de arma.
No te pierdas este nuevo episodio de Penitencia, un pódcast de Saskia Niño de Rivera, cofundadora de Reinserta, este martes 2 de septiembre en todas las plataformas de audio.