Transcripción:
Zhang, fuga en México, ¿refugio en Cuba?
No es un personaje cualquiera en el mundo del crimen organizado.
El 11 de julio pasado se fugó de su casa, donde cumplía prisión domiciliaria, el ciudadano chino Zhi Dong Zhang. Según el Wall Street Journal, esa fuga ha sido uno de los capítulos más difíciles de superar en la de por sí compleja relación de seguridad entre México y Estados Unidos.
Zhang no es un personaje cualquiera en el mundo del crimen organizado: es considerado uno de los principales proveedores de fentanilo y otros precursores chinos para las organizaciones criminales en México, tanto de Sinaloa como del CJNG, pero tiene un peso preponderante con el grupo de Nemesio Oseguera El Mencho. En la acusación que tiene un tribunal de Atlanta, en su contra se le acusa de haber introducido a Estados Unidos, sólo en un año, mil kilogramos de cocaína, mil 800 de fentanilo y 600 kilogramos de metanfetaminas. Pero su papel principal lo juega en la relación de los cárteles mexicanos con China.
Todo en torno a su fuga es desconcertante. Cuando fue detenido fue ingresado al Reclusorio Sur de la Ciudad de México, pero el juez de control, a pedido de Zhang, cambió la prisión oficiosa por prisión domiciliaria en su propia casa, una medida insólita para un narcotraficante de ese nivel y que era reclamado por Estados Unidos. Ahí era custodiado por elementos de la Guardia Nacional y de la FGR. Nadie tomó en cuenta que la casa de junto también era propiedad de Zhang, que hizo un túnel, un pasadizo, entre ambas casas, cruzó a la otra vivienda y se fue, literalmente, por la puerta. Una fuga tan inverosímil por la suma de negligencias, como la propia decisión de otorgarle prisión domiciliaria.
Desde entonces, nada se sabe de Zhang. Se dijo que había sido detenido un día después de la fuga, pero la versión fue negada por las autoridades. Fuentes de inteligencia de Estados Unidos sostienen que Zhang ya no está en México. Que inmediatamente después de su fuga salió del país y llegó, unos dicen, a Nicaragua y, otros, a Panamá. De ahí habría viajado y ya estaría protegido por el gobierno de Cuba. Se habrían hecho consultas con la seguridad cubana y éstos no habrían negado ni aceptado la presencia de este personaje en su territorio. La información ya está desde hace días en manos de la seguridad mexicana. La presidenta Sheinbaum, interrogada sobre lo publicado por el WSJ, simplemente lo desestimó, pero el tema parece tener una tracción real en la agenda bilateral de seguridad porque no se trata sólo de que se hayan vulnerado normas procesales y de custodia, sino también de salida del territorio nacional.
Es una demostración más de la globalización del crimen organizado mexicano con aliados en muchos países. En el rubro del fentanilo, la relación con fuentes chinas es ineludible que, además, está en la cima de los capítulos geopolíticos de la Unión Americana y pocos como Zhang hubieran podido hablar de ello.
Pero también lo estamos viendo en otros ámbitos y hasta en otros continentes. En los últimos días se habló de la creciente presencia de cárteles mexicanos, tanto de Sinaloa como del CJNG, en naciones africanas. El 28 de julio pasado, el teniente general John Brennan, comandante adjunto del Comando de África de Estados Unidos, aseguró en una conferencia que el crimen organizado mexicano estaba aumentando su presencia en ese continente. “Tenemos, dijo, un problema emergente con los cárteles de la droga mexicanos, que creemos que va a empeorar con el tiempo, y que proviene de Sudáfrica y de la costa de África Occidental”. Los cárteles de la droga mexicanos, dijo, elaboran droga en África, no sólo para comercializarla en el continente, sino para llevarla a otros países. “El problema de los cárteles de la droga es que exportan, crean drogas en el continente y luego las exportan a Europa y Estados Unidos, así como a Australia y para el consumo interno en África, es un problema creciente”.
Esta misma semana se informó que autoridades francesas decomisaron 1.8 toneladas de drogas procedentes de México en un velero interceptado a mediados de julio en las islas Marquesas, lo que constituye una “incautación histórica” en la Polinesia Francesa, informó el Ministerio francés del Interior. La droga había sido cargada en México con destino al reino de Tonga, explicó la fiscalía de Papeete. El cargamento tenía un valor estimado en el mercado negro de más de 381 millones de dólares y tenía como destino final Australia.
Ayer, las autoridades de Panamá informaron del decomiso de mil 488 paquetes de droga hallados en un contenedor que tenía como destino final Bélgica. “Durante acciones operativas en un puerto del Atlántico, informó la Policía Nacional de Panamá, incautamos mil 488 paquetes de presunta droga dentro de un contenedor, procedente de México y con destino final en Bélgica”. Dos días antes había sido decomisado un embarque similar proveniente de Ecuador, donde los cárteles mexicanos tienen una presencia prominente, que tenía como destino Alemania.
La fuga de Zhi Dong Zhang, su hipotética huida y refugio en Cuba, la presencia de cárteles mexicanos en África, América Central y Europa son hechos que tienen una dimensión que trasciende, sin duda, la geografía nacional, pero que tienen para nosotros enorme repercusión.
Jorge Fernández Menéndez