Quebradero // La justicia nos pasará la cuenta


Resumen:

a elección para nombrar a los nuevos integrantes del Poder Judicial tiene su dosis de "éxito". Cumplió con una de las etapas más importantes del proceso de transformación que está llevando a cabo la autollamada 4T.

Transcripción:

LA JUSTICIA NOS PASARÁ LA CUENTA

La elección para nombrar a los nuevos integrantes del Poder Judicial tiene su dosis de "éxito". Cumplió con una de las etapas más importantes del proceso de transformación que está llevando a cabo la autollamada 4T.

Es por esto que la Presidenta y la mayoría no han reparado en que se haya dado una muy baja participación. Les mueven dos razones: no van a minimizar el proceso por ningún motivo, sería un autogol, y es claro que, a pesar de lo que se diga, la reforma desde hace tiempo va, con elección o sin ella.

También deberán considerarse, para el análisis de la elección en sí, el hecho de que más de 3 millones de votantes hayan anulado su voto, ya sea mediante la tachadura de la boleta, enviando algún tipo de mensaje, o dejándola en blanco para después depositarla en la urna.

Los números son alarmantes, independientemente del resultado y de la consumación del proyecto de López Obrador. Al final, no fue un 13% de participación, sino menos; la votación real o efectiva estuvo por encima de los 9 millones de votantes y quedaron evidentes estrategias que se suponía eran parte del pasado, como el uso del acordeón, el acarreo y el pago por el voto.

Estos elementos no le quitan valor a la elección para la Presidenta y su mayoría.

De lo que se trataba era de que se tuviera un elemento de participación para ratificar el cambio a través del voto popular del Poder Judicial.

Es cierto que, si nos atenemos a la participación y resultado de la elección, quien decidió fue una minoría. Sin embargo, también es cierto que el proceso de reforma al Poder Judicial ha sido aprobado por una mayoría en el Congreso, por más que existen elementos para ponerlo en tela de juicio por la forma en que se constituyó esta mayoría y, de manera abyecta, por la manera en que el veleidoso senador Yunes, quien de reinventándose cargaba a sus espaldas muchos pendientes, logró, a un alto costo, los votos necesarios; al final, todo fue una suma de trompicones.

Tarde que temprano, la justicia misma nos pasará la cuenta por los nuevos integrantes del Poder Judicial.

La Presidenta, por ello, de manera socarrona y un tanto fuera de lugar, intentó comparar los resultados con las votaciones de la oposición en la pasada elección. Déjeme ser reiterativo y consignar que no se pueden comparar peras con uvas. No tenía nada que ver la elección del 2024 con una elección de Estado que colocó todos sus elementos a la mano para la ratificación de un proyecto estratégico.

La crítica se puede revertir porque, así como fue baja la votación de la oposición para el proyecto más importante del gobierno de López Obrador y el de Claudia Sheinbaum, a duras penas participaron cerca del 10% del padrón electoral. Algunos resultados muestran una dinámica similar, en cómo se elegía a los ministros de la Corte, con base en un criterio que tenía mucho que ver con las cuotas.

Las y los ministros electos son, en su totalidad, cercanos a Morena, en particular a López Obrador, lo que confirma que la Corte se encamina a estar, eventualmente, al servicio del partido mayoritario. El esquema, bajo otras condiciones, se repite.

La lectura de la elección del domingo debe hacerse bajo una dinámica distinta; las condiciones del país en materia constitucional y política ya son otras.

Las viejas ideas de la democracia y de la integración del aparato de justicia son pasado. El país se va reinventando a un alto costo; tarde que temprano la justicia misma nos pasará la cuenta.

RESQUICIOS.

En la medida en que transcurre el conflicto entre la CNTE y el Gobierno, las cosas se agudizan. No hay manera de que se resuelva si todo gira en torno a derogar la ley del ISSSTE del 2007. No hay manera, a pesar de las promesas de campaña, porque no hay dinero.

JAVIER SOLÓRZANO ZINSER