Transcripción:
La justicia impone a Jair Bolsonaro una tobillera electrónica
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro amaneció ayer con la visita más temida: la de la Policía Federal. Los agentes llegaron para colocarle una tobillera electrónica, después de que el Tribunal Supremo detectara un riesgo de fuga. Bolsonaro está en mitad de un proceso judicial por el intento de golpe contra Lula.
La justicia brasileña coloca una tobillera electrónica a Bolsonaro ante el riesgo de fuga
El expresidente no podrá hablar con uno de sus hijos ni acercarse a ninguna embajada.
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro amaneció ayer en su casa de Brasilia con la visita más temida: la de la Policía Federal. Los agentes llegaron a su domicilio para colocarle una tobillera electrónica, después de que el Tribunal Supremo Federal detectara un creciente riesgo de fuga. El ultraderechista está en mitad de un proceso judicial por haber liderado un intento de golpe de Estado contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y la sentencia, prevista para septiembre, puede ser de hasta 43 años de cárcel.
La operación policial llegó un día después de la última carta del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presionando a las autoridades brasileñas en favor de Bolsonaro, donde llegaba a decir que el juicio "debe terminar inmediatamente". Con una tensión que va en aumento cada día que pasa, el juez Alexandre de Moraes, que instruye el proceso, decidió adelantarse a la posibilidad de que Bolsonaro pidiera asilo a Trump y se refugiara en la Embajada de Estados Unidos en Brasilia, por ejemplo, una hipótesis de la que se habla desde hace tiempo.
Después de pasar por la comisaría donde le colocaron la tobillera, Bolsonaro aseguró que es víctima de una persecución: "La sospecha [de fuga] es una exageración, soy un expresidente de la República, tengo 70 años de edad. Suprema humillación", se quejó. También dijo que nunca pensó en salir de Brasil o refugiarse en una embajada, aunque dejó caer que tenía prevista una reunión con embajadores la semana que viene.
El expresidente no quiso responder cuando se le preguntó si respetaría las medidas cautelares impuestas. Los movimientos de Bolsonaro ya estaban bastante limitados desde que a principios de 2024 la policía le confiscara el pasaporte.
Ahora, con la tobillera, estará vigilado 24 horas. Podrá circular libremente, aunque con restricciones: por las noches (de las siete de la noche a las siete de la mañana) tendrá que estar en casa. No podrá tener contacto con embajadores extranjeros ni acercarse físicamente a ninguna embajada.
Tampoco podrá usar las redes ni mantener contacto con uno de sus hijos, el diputado Eduardo Bolsonaro, que desde Estados Unidos se convirtió en el artífice de toda la estrategia de presión vía Trump.
La justicia cree que hay pruebas de que Bolsonaro ha actuado para dificultar el juicio por intento golpista y ha llevado a cabo iniciativas que podrían calificarse como delitos de coacción, obstrucción a la justicia y ataque a la soberanía nacional, que podrían sumar otros 20 años de cárcel en un proceso diferente.
Al ordenar las medidas cautelares, el juez Moraes destacó que las conductas de Bolsonaro y de su hijo Eduardo son "flagrantes confesiones de la práctica de actos delictivos". En su opinión, la extorsión de Bolsonaro a las instituciones brasileñas es tan "descarada" que el jueves dijo públicamente que el fin de los aranceles de Estados Unidos está condicionado a su propia amnistía. El propio Bolsonaro admitió haber mandado dos millones de reales (más de 300.000 euros) a su hijo en Estados Unidos, lo que para los investigadores constituye una prueba de que financió una operación contra la soberanía de Brasil.
La hipótesis de la fuga cobró fuerza después de que hace pocas semanas la diputada bolsonarista Carla Zambelli, recién condenada a 10 años de cárcel, huyera a Italia. Desde entonces, está en paradero desconocido y en la lista roja de la Interpol. Además, Bolsonaro ya había insinuado hace tiempo la idea de refugiarse en una embajada. En febrero del año pasado, tras perder el pasaporte, pasó dos noches en la Embajada de Hungría, del Gobierno de otro de sus aliados ultras, Viktor Orbán.
En el registro de su casa, la policía encontró 14.000 dólares (unos 12.000 euros) y 8.000 reales en efectivo, además de una memoria USB escondida en el baño, cuyo contenido ya se analiza. También se halló una copia de la demanda que la plataforma de vídeos estadounidense Rumble presentó contra Moraes. La empresa lo acusa de censura y pide que sus órdenes para derribar cuentas de usuarios de la plataforma no tengan efecto en Estados Unidos. La moderación de contenidos es un punto central del choque entre la Administración de Trump y el Gobierno brasileño.
El político de extrema derecha se enfrenta a una pena de más de 40 años de prisión. El exmandatario aseguró que la medida cautelar es una "humillación".
Jair Bolsonaro, ayer en Brasilia, tras presentarse ante las autoridades.