Rompen Los Escorpiones la pax narca y desatan ola de violencia en Tamaulipas


Resumen:

Luego de casi dos años de mantener una pax narca en Tamaulipas, las diversas facciones que integran el cártel del Golfo colisionaron este fin de semana en un enfrentamiento que derivó en el asesinato de cinco personas, además de causar decenas de bloqueos, cientos de negocios cerrados y miles de vecinos encerrados.

Transcripción:

Luego de casi dos años de mantener una pax narca en Tamaulipas, las diversas facciones que integran el cártel del Golfo colisionaron este fin de semana en un enfrentamiento que derivó en el asesinato de cinco personas, además de causar decenas de bloqueos, cientos de negocios cerrados y miles de vecinos encerrados.

Fuentes militares narraron a MILENIO que uno de los grupos más radicales y violentos de la entidad, Los Escorpiones, incumplieron el acuerdo al que habían llegado a convocatoria de una de las agrupaciones moderadas que promueven pactos entre las facciones del cártel.

En la segunda semana de julio de 2021 la ciudad de Tampico fue la sede de una cumbre narca entre los liderazgos más influyentes de las distintas facciones del cártel del Golfo. El cuartel fue una casa cerca de la playa Miramar, adonde llegaron los “hermanos” engendrados por Osiel Cárdenas Guillén: Escorpiones, Ciclones, Metros, Panteras y Fuerzas Especiales Grupo Sombra. Todos se habían jurado una guerra a muerte acusándose de traición por incumplir la promesa de no meterse en sus zonas de dominio.

Un mes antes, el 19 de junio de aquel año, el odio entre ellos había abierto un capítulo más en la antología de narcoterrorismo en México: con el objetivo de “calentar la plaza” de Reynosa en control de Los Metros, el grupo de Los Escorpiones comenzó a asesinar personas no relacionadas con criminales. Al final del día 15 inocentes murieron, entre ellos un taxista, un estudiante y un grupo de albañiles.

Fuentes militares aseguran que, en cuanto el aparato federal de inteligencia criminal detectó aquel cónclave criminal, planearon cómo rodear aquella casa con salida hacia Ciudad Madero. Bastaba un muerto en esa reunión para que todos los demonios se desataran en el estado, pero el operativo se canceló cuando dieron con un dato inesperado: la reunión tenía como objetivo plantear una tregua en la batalla por Tamaulipas. Y el convocante era, sorprendentemente, otra facción del cártel del Golfo.

Esa escisión son Los Rojos —también conocidos como Los Erres— y ya tenían fama de ser un grupo criminal sui géneris en el noreste mexicano: en lugar de apostar por balazos y matanzas, prefieren sentarse a negociar con el objetivo de no atraer operativos militares que propicien detenciones o el abatimiento de líderes. Acaso por eso es que han logrado permanecer como un brazo armado casi desconocido para el resto del país.

Destaca el talante paciente que procuraron sus fundadores, los hermanos Haro Rodríguez —Silvestre y Marco Antonio, Ry R2, respectivamente—; aliados y rivales también les llaman Los Fresas del Golfo, aunque propios y extraños reconocen que, si de pelear se trata, pueden ser tan sanguinarios como cualquiera.

“Nos dimos cuenta que lo mejor era que, si la cita era para plantearse una tregua, había que dejar que hablaran. No nos metimos. Fue estrategia”, reveló uno de los militares destacados en Tamaulipas que conoció del cónclave.

Otra sorpresa surgió de la vigilancia a aquella cumbre narca: los convocantes eran cercanos a El R3, Héctor Crescencio de León Fonseca, quien había sido detenido en 2016 y luego puesto en libertad por un juez federal

por supuestos errores de elementos de la Policía Federal en el llenado del reporte de aprehensión.

Al mando del R3, Los Rojos controlan Tampico, Ciudad Madero, Altamira —desde Esteros hasta los límites con Estación Manuel y partes de Tamuín y Ciudad Valles en San Luis Potosí. Su personalidad negociadora se aprecia en la vida diaria de los municipios donde están asentados: hay cobro de derecho de piso, pero no balaceras; hay huachicol, pero no secuestros masivos; hay tráfico de indocumentados, pero no bloqueos con autos incendiados. En sus “plazas” hay vida nocturna, comercios abiertos y la sensación de vivir en una “burbuja” comparada con la violencia que se sufre en Reynosa, Matamoros o Nuevo Laredo.

“Generación de paz”
Durante la madrugada del 26 de julio, miembros del cártel hicieron una acción coordinada por las principales ciudades de Tamaulipas y colgaron decenas de mantas con el mismo mensaje: “A toda la ciudadanía: por medio del presente les hacemos de su conocimiento que hoy 19 de julio pactamos la tregua de la tranquilidad y nos solidarizamos con el pueblo y con principio e ideologías coherentes a generar paz”.

Luego, junto a una paloma blanca, firmaban los responsables: Escorpiones, Primitos, Metros y Los Rojos. Faltaba la firma de Las Panteras y Fuerzas Especiales Grupo Sombra, pero en el estado había una tenue esperanza de que pronto sus rúbricas se unirían al pacto de paz y que al estado le esperaban mejores días.

Pero la esperanza se interrumpió entre el 28 de abril y el 2 de mayo, cuando Tamaulipas volvió a ser un campo de batalla.