Resumen:
A PRINCIPIOS DE 2006, en un corrillo al final de clase, oí a una alumna de Letras decir que entre el naco López Obrador y el narco Roberto Madrazo, ella prefería al narco. Nadie entonces daba un quinto por Felipe Calderón; en cambio, las encuestadoras serias y las demostraciones políticas públicas y privadas hacían augurar una clarísima victoria de AMLO, aun teniendo en contra al Instituto Federal Electoral presidido por Luis Carlos Ugalde.
Transcripción:
A PRINCIPIOS DE 2006, en un corrillo al final de clase, oí a una alumna de Letras decir que entre el naco López Obrador y el narco Roberto Madrazo, ella prefería al narco. Nadie entonces daba un quinto por Felipe Calderón; en cambio, las encuestadoras serias y las demostraciones políticas públicas y privadas hacían augurar una clarísima victoria de AMLO, aun teniendo en contra al Instituto Federal Electoral presidido por Luis Carlos Ugalde. Debió ser esa confianza, sumada a la necesidad de invertir más en propaganda de radio y televisión, lo que impulsó la decisión de desintegrar el equipo de abogados que el PRD había dispuesto para la defensa del voto.
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EL 26 DE febrero de 2023, en la manifestación del magma rosa, vi escrita en un cartel la frase de aquella alumna: “Entre un naco que no hace nada y un narco que hace cosas, prefiero al narco.” Diecisiete años después de que comenzó la usurpación de Felipe Calderón y con ella un baño de sangre que apenas va cediendo en su tendencia al alza, y a pocos días de que la justicia estadunidense declarara culpable de narcotráfico al secretario de Seguridad Pública y segundo hombre más poderoso del calderonato, la idiotez preconsciente abría paso a la complicidad cínica de un sector social insignificante pero políticamente activo que identifica sus intereses con los del narcoprianismo.
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Y HAY ALGO todavía más grave... José Blanco, en su artículo “Lawfare en marcha”, La Jornada, 28 de febrero de 2023, al recontar las políticas judiciales contra gobiernos progresistas en Argentina, Ecuador, Bolivia y Perú, prevé acciones similares por parte del Poder Judicial mexicano. Rogelio Hernández López retoma lo anterior en lalupa.mx del 6 de marzo para advertir que el Poder Judicial en su descomposición podría cerrar filas con “el bloque opositor”. Salta a la vista que este maridaje ya se consumó y son alarde de él los desplantes insolentes y los fallos aberrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con su nueva presidencia y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federa ción al mando de un súbdito de Calderón.
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EL NARCOPRIANISMO, esa fuerza política, económica, mediática y social, y ahora también judicial, no está moralmente derrotada ni su triunfo es moralmente imposible. Una prueba de ello es que a pesar del combate a la corrupción la impunidad sigue tan campante. Y otra es que la violencia mortal continúa colmando el tobogán bélico montado por el PAN de Fox y Fecal, reforzado por el PRI de Salinas y Peña, y ahora sostenido por opositores mediante un simulacro de “concentración” políticamente estetizada, cuyo lema multiusos, “lo-que-sea no se toca”, le vendría guango a la democracia si fuera para defenderla de verdad.
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PERO LO CIERTO es que a ninguna rama de ese narcoprianismo manifestante le interesaba la verdad. Por más que fueran genuinas tanto la desinformación, la debilidad mental y las pretensio nes de quienes se sienten desplazados de posiciones sociales que creían suyas y exclusivas, como la ignorancia vulgar y la necesidad de muchos empleados de someterse al acarreo, el propósito de los organizadores era salir a ocho columnas en la prensa golpista de México y del mundo.
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MÁS QUE CELEBRAR la expropiación petrolera, la marcha del 18 de marzo debería denunciar la adhesión al narcoprianismo por parte del corrupto Poder Judicial y promover su reforma inmediata. Sólo la movilización y la organización ciudadana darán forma al clamor general: urge una justicia nueva, honesta, verdadera