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Resumen:

Pemex y sus deudas: el drama que no acaba (y nosotros sin palomitas)

Transcripción:

Pemex y sus deudas: el drama que no acaba (y nosotros sin palomitas)

Imagínense esto: Pemex, esa empresa que todos amamos odiar (y viceversa), sigue en su telenovela interminable de deudas millonarias con los constructores. Luis Méndez Jaled, el presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), está más ocupado que influencer en semana de fashion week, tratando de resolver este desmadre financiero. Según él, ya se pagaron 340 millones de pesos de los 3 mil millones que deben. O sea, básicamente pagaron la propina y dejaron la cuenta principal intacta. *Slow clap*.

De las 313 incidencias reportadas, solo se han resuelto 37. Traducción: queda el 88% del problema por solucionar. Y eso sin contar que, según rumores no confirmados (porque en este país hasta los datos financieros tienen modo *incógnito*), la deuda real podría llegar a 7 mil millones de pesos. Pero hey, al menos hay "certeza" de que lo contratado para 2025 no se convertirá en deuda. *Aplausos sarcásticos*.

Por si fuera poco, en diciembre del año pasado salió a la luz que Pemex debe más de 20 mil millones de dólares a proveedores. Sí, leyeron bien: veinte mil millones. O sea, suficiente dinero como para comprar todos los aguacates de México por una década (y todavía sobraría para unos tacos).

Méndez, en su papel de gurú económico, recomienda que el gobierno incremente la inversión en infraestructura hasta alcanzar el 6% del PIB para 2030. Porque, según él, cada peso invertido en infraestructura genera nueve pesos en inversión privada. Suena bonito, ¿no? Claro, siempre y cuando no termine en otro elefante blanco como el NAICM o la refinería de Dos Bocas. *Suspiro colectivo*.

Actualmente, las empresas constructoras tienen proyectos por 80 mil millones de pesos (el 2.5% del PIB), pero Méndez insiste en que se necesita llegar al 4% pronto y al 6% al final del sexenio. Spoiler alert: con la historia reciente de recortes y austeridad, esto suena más a wishful thinking que a plan realista.

¿Moraleja? Pemex sigue siendo ese amigo que siempre pide prestado y nunca paga, mientras el sector construcción hace malabares para no quebrar. Y nosotros, como buenos mexicanos, seguimos viendo el espectáculo con un mezcal en la mano y resignación en el corazón.

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