Duda Razonable //Quien se queda con todo el pastel, pues lo come


Resumen:

Quien se queda con todo el pastel, pues lo come

Transcripción:

Quien se queda con todo el pastel, pues lo come

Buena parte del sexenio pasado, el presidente López Obrador se la pasó culpando al pasado por las cosas que por una u otra razón salían mal en su proyecto de nación.

Ahí estaba Calderón o Peña, o el neoliberalismo, o la corrupción —la del pasado, claro–, o los prianistas espantosos, o los jueces corruptos y malvados, o el Fobaproa, o las privatizaciones, o los grupos criminales aliados con los otros políticos, los que, según esto, él había desplazado. Esa narrativa, no cabe duda, funcionó frente a los electores y la ciudadanía. Sí, era cierto que las cosas no andaban muy bien en el sexenio anterior, pero es que terminar con la inmensa maldad del pasado no estaba fácil. Eso dijeron, eso permeó.

Ya de salida, López Obrador mandó aquel paquete de iniciativas que sirvieron para la campaña de su elegida como sucesora. Hoy aquel paquete, aquel plan es realidad.

Esa realidad plantea un reto político completamente diferente a la presidenta Claudia Sheinbaum, su equipo y su partido.

En estos pocos meses ha quedado claro que ella y su partido gobiernan —es un decir— la mayoría de los estados de la República, dominan sin piedad las dos Cámaras legislativas federales y buena parte de las estatales, y será suyo en unas semanas el Poder Judicial. Hay más: ya no hay instituciones autónomas que implicaban decisiones con las que el Ejecutivo no siempre estaba de acuerdo en materia de competencia, telecomunicaciones, medición de la pobreza…

En un país sumido en la violencia y la criminalidad, el gobierno se ha regalado cualquier cantidad de herramientas —desde los militares en las calles hasta la intervención en la vida privada de todos— que, dicen, son necesarias para “pacificar” México. Sí, así dicen.

En el sexenio pasado se podría argumentar que el profundo cambio —por la desaparición del Seguro Popular— en el sistema de salud, no era sencillo construir un nuevo sistema, incluida la compra de medicamentos.

O que Pemex había sido de tal manera vapuleado que no estaba sencillo arreglarlo. Pero ¿ahora?

En un par de años, cuando se renueven Congreso y muchas gubernaturas, o en cinco, cuando se renueve el poder federal, los resultados serán solo de quienes nos han gobernado desde 2018.

Haberse servido todo, todo el pastel del poder acarrea que la responsabilidad es solo de ellos. No habrá calderones, ni garcíalunas, ni zedillos, ni peñas que les sirvan para justificar los fracasos.

¿Tal vez por eso quieren la reforma electoral? No sé, es una duda razonable.

CARLOS PUIG