Transcripción:
Beatriz García Maranón fue diagnosticada con bipolaridad durante la década de los ochenta, a la edad de los 27 años. Después de una larga experiencia como paciente en diversos servicios de salud mental, decidió instaurar la fundación Bipolar Libre, para ofrecer ayuda a quien experimente ese trastorno mental u otros.
Ella posee una voz crítica ante la situación de millones de personas en México, que no pueden acceder a una atención digna. Se ha involucrado tanto en el tema, que ahora es autora del libro, Cuando pesa otro latido: luces y sombras de una vida con trastorno bipolar, en el cual narra su experiencia.
Beatriz ha logrado llevar una vida funcional en la Ciudad de México, rodeada de un núcleo amoroso y con un trabajo como profesora de universidad, a sabiendas de que sería difícil cumplir con una jornada laboral de ocho horas, ser profesora universitaria le permite sobrevivir.
Comparte que una persona con su edad y condición, en la mayoría de las ocasiones, tiene una vida muy compleja: con entradas y salidas constantes de los centros psiquiátricos, con largos periodos de internamiento, y con dificultades para cumplir con las exigencias laborales que siguen estigmatizando a las personas con un trastorno mental.
"Es muy raro que un bipolar de mi edad, pueda tener esta forma de vida que yo, afortunadamente, he tenido. La gente tiene varios ingresos a centros de salud mental. Largos periodos de inestabilidad, ya sea en depresión, ya sean manías o episodios mixtos", comparte en entrevista.
Entre el 1 y 3 por ciento de la población mexicana experimenta trastorno bipolar, es decir, unas 3 millones de personas, según datos de la Secretaría de Salud.
Esta enfermedad mental afecta los mecanismos que regulan el estado de ánimo y se caracteriza por la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por períodos de estado de ánimo normal.
Sobre la atención médica para este tipo de pacientes, Beatriz menciona algunas de las deficiencias. Desde los largos periodos de espera para una cita, hasta la manera de intervenir de urgencia en un episodio de crisis.
"La atención médica de la salud mental está verdaderamente en una situación terrible. El Instituto Nacional de Psiquiatría es un desastre. La cita te la dan cada tres o cuatro meses. Son muy cortas las citas. Cuando te sientas muy mal y no tienes todavía tu cita, puedes ir a urgencias, pero ahí no te dan un seguimiento. No sirve de mucho, porque llegas con una depresión brutal, O te sientes en una psicosis, o tienes cualquier cuadro grave y pues no sacan tu expediente para ver si cambiaste la medicación O te ingresan", comparte Beatriz.
Conseguir incapacidades médicas por un padecimiento mental en México, significa lidiar con el aparato burocrático de instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social. Las leyes de seguridad social siguen sin tomar en serio los trastornos de salud mental como una incapacidad, en la práctica, a pesar de cifras de la propia Secretaría de Salud que indican que en el país las personas con depresión, por ejemplo, pierden hasta 2.7 más días de trabajo que aquellos que padecen diabetes, trastornos respiratorios, problemas cardiacos o artríticos.
"Tienes que llegar o loco de remate, O al punto del suicidio para que te den una incapacidad, es una cosa tremenda", indica.
Orgullo Loco
El Instituto de Salud para el Bienestar refirió que a causa de la pandemia de COVID-19, la cifra de personas con algún trastorno mental se incrementó cinco veces más, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Belisario Dominguez del Senado.
En este contexto, y desde el 2019, quienes comenzaron a activarse políticamente fueron los miembros del "Orgullo Loco", un movimiento masivo de personas usuarias de servicios de salud mental, exusuarias, sobrevivientes, con discapacidad psicosocial o neurodivergentes.
El movimiento fue fundado en Reino Unido en 1996 por Mark Roberts, Simon Barnett, Robert Dellar, and Pete Shaughnessy, todos ellos usuarios o exusuarios de instituciones de salud mental.
Tuvieron que pasar casi tres décadas para que el movimiento se pudiera replicar en México, uno de los países peor calificados por la OCDE en la atención de la Salud Mental.
Aunque las manifestaciones del colectivo comenzaron en Morelia y en Querétaro desde el 2015, fue durante el 2019 que personas neurodivergentes y aliados, se agruparon en la CDMX.
Actualmente el movimiento tiene más de 60 representantes en todo el país.
Victor Lizama Sierra, portavoz de la Red Orgullo Loco en México, señala que los antecedentes de la politización de la salud mental tienen orígenes desde mediados de siglo veinte, impulsada por los mismos profesionales psiquiátricos.
"Sabemos que en el siglo pasado hubo una fuerte corriente que se denominó 'anti psiquiátrica' originada desde la propia disciplina de la psiquiatría, y desde estos nuevos enfoques, se empezó a cuestionar la eficacia del manicomio como forma de entender lo que se ha denominado enfermedad mental o locura", narra en entrevista.
La red ha tenido impacto político en la creación de la reforma a la Ley General de Salud durante el 2022, y en la elaboración de una propuesta para reconocer la capacidad jurídica plena en nuestro país a través de la promulgación del Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares.
"Buscamos que las personas con discapacidad psicosocial O personas 'locas', tengan voz y sean protagonistas en los proceSOS políticos y culturales", señala Victor.