Adela, madre huérfana, y su búsqueda por la justicia


Resumen:

NADA QUE FESTEJAR

Transcripción:

NADA QUE FESTEJAR

Adela, madre huérfana, y su búsqueda por la justicia

Miles de mujeres padecen la desaparición de un hijo este 10 de mayo, día que utilizan para alzar la VOZ y exigir que los suyos vuelvan a casa.

Este Día de las Madres, miles de mujeres no recibirán felicitaciones, flores ni abrazos de sus hijos que les fueron arrebatados y jamás volvieron.

Es por eso que dedican este día para alzar la VOZ, por el dolor de la pérdida y contra la negligencia de las autoridades.

Tal es el caso de Adela Alvarado, de 61 años de edad, mejor conocida como la payasita Salchicha, quien diariamente enfrenta la contradicción de hacer reír a las personas mientras carga el dolor de la desaparición de su hija Mónica Alejandrina, ocurrida el 14 de diciembre de 2004.

Desde entonces, su corazón quedó marcado por la ausencia de su hija, que suma ya dos décadas. Sin embargo, cada 10 de mayo es especialmente doloroso para Adela, quien espera finalmente encontrar a su hija, viva o muerta, para volver a festejar este día.

"Estos días para nosotras no son de festejo. Son de venir a mostrarle a la sociedad que hay muchas madres que no podemos festejar. Es muy doloroso, y más saber que hay madres buscando a sus hijos en pedazos", comentó Adela durante la velada organizada en el Monumento a la Madre el viernes 9 de mayo.

MADRES, SIN HIJOS Entre velas, fichas de búsqueda y exigencias de justicia, Adela confesó, en entrevista para La Prensa, que no quiere morir sin encontrar a su hija, no importa en qué condiciones esté.

"Hay ocasiones en que digo, 'Sí, claro que está bien', pero hay otras en que se acaba la esperanza y yo pido que Dios nos dé fortaleza para encontrarla, como esté".

Adela, como miles de mujeres en México y América Latina, es una madre buscadora. Les llaman madres huérfanas, y el término es tan crudo como lo que representa. Son madres sin hijos. Madres a las que no se les permitió llorar el cuerpo, vestir de luto, ni poner flores en una tumba.

La desaparición forzada les robó no solo a sus seres queridos, sino también la posibilidad de despedirse, de procesar el duelo y de cerrar un ciclo; lo único que no se les arrebató fue la esperanza de volver a ver a sus hijos.

"No sabemos cómo la vayamos a encontrar. A lo mejor muerta, pero completa, eso me gustaría mucho. O viva, lo que Dios quiera, pero quiero encontrarla para que se acabe este calvario".

Por más de 20 años, Adela ha vivido una dualidad dolorosa: por un lado, su oficio como payasita le exige alegría y entusiasmo; por otro, la búsqueda incansable de su hija la sumerge en una tristeza profunda.

EL SHOW DEBE CONTINUAR "Este tipo de dolor no se quita con nada, pero a la hora en que me pongo el maquillaje y piso el escenario, Adela se queda atrás y el show tiene que continuar".

Y el show continuó, pues luego de la desaparición de su hija, en diciembre, Adela tuvo que seguir con las funciones del 6 de enero, frente a decenas de personas que ignoraban el dolor de una madre a la que le arrebataron a su hija Mónica Alejandrina, quien era estudiante de psicología de la UNAM y desapareció sin dejar rastro a los 21 años.

Días después de su desaparición, Adela recibió una llamada de presuntos secuestradores pidiendo 250 mil pesos para el rescate. A pesar del esfuerzo para conseguir el dinero, los captores no volvieron a comunicarse con ella.

Adela y su esposo comenzaron la búsqueda independiente hasta que localizaron indicios que señalaban a un compañero de Mónica implicado en su desaparición.

Se trata de Jesús Martín Contreras Hernández, quien fue detenido hasta 2011 y condenado en 2013 a 21 años de prisión por el delito de secuestro, mientras que otros dos implicados lograron esquivar a las autoridades mediante amparos.

A pesar de que Jesús sigue en prisión, el dolor que carga Adela no da tregua, pues hasta este 2024 el caso sigue abierto, sin justicia real, sin cuerpo y sin respuestas.

UNA LUCHA SIN DESCANSO Según cifras de organismos civiles, hay más de 100 mil personas desaparecidas en México. Detrás de cada una, hay una familia rota, y en la mayoría de los casos, una mujer que no ha dejado de buscar.

A pesar de la desolación, las madres buscadoras han tejido redes en las que se apoyan, se abrazan y se entienden sin palabras. Cuando una encuentra un cuerpo, no es solo un hallazgo: es una oportunidad de cerrar una herida, aunque no sea la del hijo propio.

Porque entre los parajes llenos de flora silvestre, entre los matorrales donde se realizan las búsquedas y entre la injusticia, florece una esperanza: que ningún desaparecido se quede sin nombre y que ninguna madre vuelva a padecer el dolor de la desaparición.

Adela Alvarado, mejor conocida como la payasita Salchicha, diariamente enfrenta la contradicción de hacer reír a las personas mientras carga el dolor de la desaparición de su hija Mónica Alejandrina, ocurrida el 14 de diciembre de 2004.

Según cifras de organismos civiles, hay más de 100 mil personas desaparecidas en México.