Distrayendo con el pasado, se destroza el futuro


Resumen:

Distrayendo con el pasado, se destroza el futuro

Transcripción:

Distrayendo con el pasado, se destroza el futuro

Estamos a menos de un mes de la infame elección de jueces, magistrados y ministros a nivel nacional y que dará la puntilla a nuestra joven democracia. Regresaremos a un gobierno donde la o el presidente, junto a su partido político, controlará los tres Poderes de la Unión. Un Congreso con mayoría absoluta creada con ilegalidades ejecutadas desde el INE.

Una de las estrategias más comunes y eficientes de políticos y manipuladores profesionales ha sido distraer al pueblo con problemas inventados que sirven como cortinas de humo para poder llevar a cabo sus verdaderas tropelías. “Al pueblo, pan y circo”, frase atribuida a Décimo Juvenal, poeta romano de los siglos I y II de nuestra era, muestra claramente el raciocinio de los dirigentes de la antigüedad y contemporáneos: mientras el pueblo tenga la panza llena y se encuentren distraídos (en la Roma antigua, mediante las luchas de gladiadores y animales en los circos romanos), no se darán cuenta de incompetencias y abusos por parte de sus gobiernos.

¿Qué gobiernos o dirigentes utilizan esta táctica? Aquellos que, en su incompetencia, corrupción y cinismo, saben perfectamente que sus agendas van en detrimento del bien común del pueblo y que, de no aplicarla, los ciudadanos se quejarían y pedirían cuentas a tan taimados gobernantes. El viejo PRI del siglo XX fue el epítome de dicha estrategia, que ha resurgido en forma burda y descarada en las presidencias originadas desde Morena.

Estamos a menos de un mes de la infame elección de jueces, magistrados y ministros a nivel nacional y que dará la puntilla a nuestra joven democracia. Regresaremos a un gobierno donde la o el presidente, junto a su partido político, controlará los tres Poderes de la Unión. Un Congreso con mayoría absoluta creada con ilegalidades ejecutadas desde el INE, ya bajo control del anterior presidente y avaladas por el TEPJF, que a su vez fue manipulado para que la mayoría de sus miembros apoyaran las iniciativas del Ejecutivo. Sólo resistían estoicamente la Suprema Corte y la Judicatura que dieron una noble batalla, aun con el enemigo durmiendo en casa. Los operadores morenistas utilizaron la mala reputación de los jueces y ministerios públicos para que el Congreso pasara las reformas constitucionales que permiten la elección de los juzgadores en México por votación directa de los ciudadanos, algo que sólo sucede en un país en el mundo: Bolivia. El resultado ha sido la destrucción del ya endeble sistema judicial que ahora será escogido por una población con un promedio de escolaridad de secundaria que no conoce los principios básicos de las leyes mexicanas, mucho menos a las personas que se han postulado. La mayoría de quienes podrían ser los mejores candidatos se han negado a participar en esta falacia; el proceso está lleno de irregularidades e ilegalidades, al grado tal de que existieron candidatos falsos o que nunca aplicaron a las elecciones. Pero lo más peligroso es que varios de los candidatos que han quedado en las boletas tienen nexos comprobados con el crimen organizado, han sido declarados culpables de delitos en México y el extranjero, incluso por tráfico de drogas, violencia familiar, fraudes y mucho más.

Las elecciones del 1 de junio son una gran simulación donde ni siquiera se alcanzará el 20% de votantes en el padrón, por desconocimiento, desinterés, hastío o porque el INE no tuvo el presupuesto suficiente para hacer una operación siquiera parecida a las elecciones presidenciales, por lo que muchos de los mexicanos tendrán que encontrar sus casillas a kilómetros de distancia de sus hogares.

Todo esto lo saben quienes lo planearon; también lo tienen presente los ciudadanos conscientes y comprometidos con México que han levantado la voz en protesta ante el atropello a la democracia, tan descarado y mal planeado. En el segundo grupo podemos contar a Ernesto Zedillo: las declaraciones del expresidente no pueden ser más acertadas, aunque bien podría haberlas expresado hace tiempo, cuando comenzó el ataque al Poder Judicial por parte de AMLO. Los maquiavélicos estrategas de Morena vieron en Zedillo la llegada del villano que necesitaban para crear el distractor, la cortina de humo que le ha quitado la atención al asqueroso “proceso” electoral de los nuevos juzgadores.

Zedillo puede defenderse solo, pero en su administración se abrió la puerta a la alternancia y se dio inicio a la democracia. En circunstancias sociales, económicas, de derechos humanos y políticas terribles, creadas por el mismo PRI del que era parte, México salió avante. Pero ahora, los morenistas y el gobierno de Sheinbaum se desgarran las vestiduras citando el “gran robo del Fobaproa” que evitó la quiebra del país, aunque con abusos de muchos y errores garrafales de otros, algunos de los cuales son parte del gobierno actual.

El futuro de México no es nada halagüeño mientras alguien observa satisfecho su creación desde donde reside gran parte del poder: Palenque.

Carlos Kenny Espinosa Dondé
Consultor en medios, liderazgo, manejo de crisis, catedrático de la Universidad Anáhuac.