Transcripción:
Suerte de Uriel, en manos de Claudia
En los primeros días de octubre, Uriel Carmona Gándara buscó a la gobernadora Margarita González Sarabia, en un intento por hacer las paces entre la Fiscalía de Justicia de Morelos y el gobierno del estado.
La gobernadora lo rechazó, pero aceptó comisionar a su funcionario de mayor confianza para que escuchara al hoy exfiscal y lo convenciera de dejar el cargo, a fin de dar paso a un nuevo perfil para la fiscalía.
La reunión se llevó a cabo el 4 de ese mes, un día antes de que Claudia Sheinbaum hiciera su primera gira a Morelos. El enviado de Margarita le dijo a Uriel que quizá la presidenta vería con buenos ojos que, en su visita al estado, él dimitiera al cargo.
El fiscal pidió garantías de que no sería perseguido; el enviado de la gobernadora le aseguró que en la entidad morelense no habría ningún tipo de represalias judiciales.
Carmona Gándara pidió tiempo para dar su respuesta definitiva más tarde. Pero no habían pasado ni dos horas cuando comenzó a operar con diputados locales afines para amarrar los votos que impedirían su destitución.
El fiscal había consultado el tema con sus asesores, quienes le indicaron que la gobernadora no le estaba haciendo ningún favor, pues las denuncias pendientes en su contra no eran en Morelos; venían del gobierno federal.
Ahí se rompió todo intento de acuerdo y Uriel siguió en su puesto, confiado en que González Sarabia no reuniría los 14 diputados que necesitaba para echarlo del cargo.
Parecía que la había librado, pero dos hechos llamaron la atención sobre el caso. Primero fue la reunión que el exgobernador Graco Ramírez pidió a principios de año con Margarita, quien lo bateó, pero autorizó que su área de Gobierno escuchara al tabasqueño.
Graco quería fumar la pipa de la paz, pues su interés era dejar Cancún, donde se refugió, y regresar a Morelos. Era la primera luz roja que debió notar el fiscal, pues su cargo lo obtuvo de manos del exgobernador que había ido a rendirse.
La segunda llamada de atención fue la voluminosa carpeta que le presentaron a la diputada Tania Valentina Rodríguez, del PT, quien defendía a capa y espada a Uriel.
Dicen que le hicieron una oferta que no pudo rechazar: coopelas o cuello.
Y mientras todo el mundo sabía que el Congreso del Estado analizaría el jueves su caso, a mediodía el fiscal ni siquiera estaba enterado, lo que no se entiende, pues se supone que su especialidad es la investigación.
Quizá se sentía confiado, pero vino la traición de sus aliados e, incluso, la panista Andrea Gordillo, a contrapelo de su bancada, apoyó la remoción.
Hoy la suerte de Uriel está en manos de Sheinbaum, quien decidirá si va al bote o duerme tranquilo. Pero, en lugar de bajar su perfil mientras pasa la tormenta, el exfiscal recorre los medios diciendo que tiene expedientes; no sabe a quién se enfrenta.
Fuera de su casa hay varios agentes de civil vigilando, y dicen que quizá es personal de la fiscalía que lo protege, pues como exfiscal tiene derecho a ello... pero quién sabe.
CENTAVITOS
Por su parte, el exgobernador Cuauhtémoc Blanco, acusado de violación en grado de tentativa contra su media hermana, ofreció una conferencia, no para rechazar el intento de violación, sino para desmentir que quien lo acusa sea su media hermana. Y para coronar esa genialidad, de paso, el diputado de la joroba anunció una iniciativa para proteger a los hombres de las acusaciones de las mujeres.
Seguramente, en Morena están orgullosos de quiénes los representan.
Las denuncias pendientes en contra de Uriel Carmona no venían de Morelos, sino del gobierno federal.
Adrián Rueda