Duda Razonable // La inevitable reforma fiscal


Resumen:

Nadie gana una elección prometiendo que elevará impuestos. Nadie, nunca. Pero todo gobierno sabe que necesita dinero para implementar los programas y políticas públicas que ha ofrecido para mejorar la vida de sus ciudadanos.

Transcripción:

Nadie gana una elección prometiendo que elevará impuestos. Nadie, nunca. Pero todo gobierno sabe que necesita dinero para implementar los programas y políticas públicas que ha ofrecido para mejorar la vida de sus ciudadanos.

Claudia Sheinbaum, la próxima presidenta de México, tenía además el peso del líder de su movimiento, López Obrador, que lo dijo desde campaña, se comprometió a ello y lo ha cumplido: nunca nuevos impuestos o nuevas tasas. Y eso es parte del problema. La política de López Obrador hizo que se exprimieran recursos de todas partes para cumplir sus promesas, sean programas sociales o proyectos de infraestructura.

Sheinbaum y su equipo lo saben. En varios foros, en las últimas semanas de su campaña su respuesta comenzó a repetirse: no habrá reforma fiscal… por lo pronto. Y cuando haya, si hay, será en un diálogo con muchos sectores.

Por lo pronto, Claudia ha dicho que con cambios en aduanas y un profundo proceso de digitalización pueden traer nuevos recursos a la administración pública.

La Comisión Independiente para la Igualdad con Justicia Fiscal es un grupo independiente de economistas cuyo objetivo es “promover las reformas necesarias para que el Estado mexicano tenga un sistema fiscal justo, equitativo y eficiente, que sea un motor para la prosperidad compartida y el desarrollo sostenible”.

A finales de la semana pasada hicieron una primera “declaración” que pone sobre la mesa, para iniciar una discusión, cómo podría pensarse en esa necesaria reforma fiscal. Dice el principio de la declaración:

“Revisar las tasas impositivas, las retenciones de la seguridad social y las renuncias recaudatorias y combatir la elusión y evasión para lograr: una recaudación tributaria más cercana al promedio actual de América Latina y el Caribe —es decir, un aumento equivalente a entre tres y cinco puntos porcentuales del Producto Interno Bruto—; que la tasa efectiva de los ingresos más altos se acerque más al promedio de los países avanzados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; que quienes tengan ingresos por encima del mínimo gravable no resulten con ingresos netos por debajo de este mínimo debido a las retenciones correspondientes; y eliminar la regresividad de las contribuciones de la seguridad social (para la población asegurada)”.

Es solo un párrafo de muchos que hacen propuestas sensatas, necesarias y que están dispuestos y quieren conversar.

Una cosa sí tiene claro. Algo se tendrá que hacer y pronto.