Transcripción:
¿Bajar las tasas para pymes?
Cerca de 1,500 participantes, la mitad de ellos de los equipos de los 51 bancos más los 12 en fila para obtener licencia bancaria, autoridades financieras, representantes de asociaciones financieras, proveedores del sistema y profesionistas ligados al sector, se reúnen este fin de semana en Nuevo Vallarta para la 88 Convención Bancaria. Aunque el foco estará en el impulso a la economía y la contención de la inflación (el lunes se firma el nuevo Pacic), la presidenta Sheinbaum atestiguará la firma de un acuerdo entre el gobierno federal y la Asociación de Bancos de México (ABM) para impulsar el financiamiento a las MiPyMEs.
Ella ha subrayado la necesidad de que bajen las tasas activas de los créditos para este tipo de empresas, para que accedan al crédito. Sin embargo, este proceso no deriva de un acto de voluntarismo financiero o un decreto gubernamental.
Tengo entendido que la Presidenta ha encargado este tema en particular a Altagracia Gómez, coordinadora del Consejo Empresarial, quien ha trabajado muy de la mano con la comisión ejecutiva que encabeza Julio Carranza. Sin embargo, el desafío de reducción de tasas está en entender todos los costos asociados en la cadena de crédito a las MiPyMEs.
Según el Inegi, hay 4.8 millones de MiPyMEs, de las cuales el 95% son micros (4.79 millones), de las cuales 3 millones son informales y 1.79 millones son formales. Es ahí donde radica la desigualdad económica, porque esas empresas no tienen visibilidad para nadie, incluyendo al gobierno y la banca.
Sólo 1.05 millones son sujetos de crédito bajo los criterios de regulación financiera permitidos en México, y mientras existe un potencial de bancarización de 794 mil MiPyMEs, solo 254 mil son clientes bancarios únicos y, en su mayoría, se financian con tarjeta de crédito.
El costo de capital que tiene el cálculo de las pérdidas esperadas e inesperadas para el otorgamiento de crédito a este segmento es muy alto (ahí entran Banxico y la CNBV) por la elevada informalidad. Ocho de cada diez son informales. Administrar su crédito reclama un uso intensivo de recursos humanos y digitales porque son numerosas, pero con volúmenes pequeños. La recuperación sin garantía tarda años y, si no están bancarizadas (con cuentas digitales), no acumulan flujos demostrativos de su capacidad de pago, lo que aumenta de manera progresiva el ponderador de riesgo y de pérdida esperada.
Se supone que esos costos se mitigan con garantías, asesoría y crédito de segundo piso ofrecido por Nafin y Bancomext e incluso por Fira para el sector rural. Escuché de un funcionario del equipo de Luis Antonio Ramírez que, del total de la oferta de Nafin, los intermediarios solo han tomado un 20% para el segmento, incluyendo crédito a mujeres.
Si eso es cierto, es probable que sus productos no sean lo suficientemente atractivos y deban rediseñarse, porque cobran comisiones del 6%, exigen un muy alto costo de atención para la administración del cumplimiento de los requisitos Nafin y, de pilón, las tasas de descuento en factoraje o en crédito superan el 20 por ciento. Entonces, ¿dónde bajamos las tasas? El tema de la informalidad es crucial. Es muy positiva la presencia de la Presidenta por su compromiso con la digitalización y de José Merino, el titular de la Agencia Digital, porque, como dice el CEO de BBVA México, Eduardo Osuna, "la digitalización de la economía es el reto más relevante para la sociedad y para la banca, pues de ello puede partir el combate más importante a la informalidad, a la inseguridad y a la desigualdad económica".
El acuerdo permitirá a las partes, encabezadas por el secretario de Hacienda, Edgar Amador; la mismísima Altagracia Gómez; y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien, nos dicen, podría ser convocado a la Convención; además de la gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez; y el presidente de la CNBV, Jesús de la Fuente, revisar toda la cadena de crédito MiPyME para reducir los costos y, por ende, las tasas. ¡Ojalá!
DE FONDOS A FONDO #ABM. La Convención inaugura también una nueva estructura administrativa en la ABM, pues no solo la llegada de Regina García Cuéllar a la dirección ejecutiva revela la intención del cambio profesional que condujo Julio Carranza, sino que aplican nuevos estatutos apalancados en un Comité de Dirección que será el responsable de definir la agenda de medio y largo plazos, sin que sea la agenda del presidente en turno o del banco que encabeza. ¡Consummatum Est!
Alicia Salgado