Resumen:
La tarea primordial es devolver la estabilidad al país
El próximo 1 de octubre tomarán posesión los nuevos secretarios de la Defensa, el general de División DEM, Ricardo Trevilla Trejo y de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales.
En la Sedena se acostumbra que justo a las 12 de la noche, en este caso del 30 de septiembre, se realiza el cambio de mando. A partir de esa hora, el Gral. Trevilla portará la cuarta estrella, y el Gral. Luis Cresencio Sandoval le hará la entrega simbólica de las tropas.
Transcripción:
La tarea primordial es devolver la estabilidad al país
El próximo 1 de octubre tomarán posesión los nuevos secretarios de la Defensa, el general de División DEM, Ricardo Trevilla Trejo y de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales.
En la Sedena se acostumbra que justo a las 12 de la noche, en este caso del 30 de septiembre, se realiza el cambio de mando. A partir de esa hora, el Gral. Trevilla portará la cuarta estrella, y el Gral. Luis Cresencio Sandoval le hará la entrega simbólica de las tropas.
Ricardo Trevilla es un militar de larga trayectoria y goza de una gran reputación. Egresó como teniente de Caballería del H. Colegio Militar y en su paso por la Sedena se ha hecho de un amplio prestigio por los cargos asumidos, el último, como jefe del Estado Mayor Conjunto. Todos lo conocen por ser un militar de mano firme, pero justo. Es un viejo conocido por los medios de comunicación al haber fungido como titular de Comunicación Social de la Sedena. Sin duda, este relevo de mando se da en un contexto de enorme presión. La violencia en el país sigue fracturando territorios y dejando cifras alarmantes de muertos y desaparecidos, derivado de la guerra de los cárteles, y un ejemplo es Sinaloa, que lleva más de 17 días en medio de enfrentamientos, quema de vehículos, negocios y asesinatos.
A la fecha hay más de 70 muertos en Sinaloa, decenas de heridos y otras tantas de desaparecidos. Una violencia desatada por la guerra de liderazgos en el Cártel de Sinaloa, a raíz de la captura de Ismael El Mayo Zambada, traicionado por Joaquín Guzmán López, El Chapito, así como por la incapacidad o complicidad del gobernador Rubén Rocha. Otro caso es el de Chiapas, al borde de la ingobernabilidad por la violencia. Son algunas de las situaciones que colocan a las FA en el centro de la estrategia de seguridad nacional, por la complejidad del combate al crimen organizado.
El Gral. Trevilla no es un recién llegado, operó en estados como Michoacán, Chiapas, Chihuahua y Coahuila. Conoce muy bien la situación de la violencia. Su trayectoria, tanto en territorio nacional como en el extranjero, lo posiciona como una figura clave en la articulación de una nueva estrategia diferente a la de los abrazos, no balazos, que fracasó rotundamente desde el primer momento en que se puso en marcha.
Su experiencia en campo, sumada a su bagaje académico en administración pública y militar, lo ha hecho ganarse un respeto bien cimentado en las filas del Ejército. A nivel internacional, su paso como agregado militar en Alemania y Polonia le otorgó una perspectiva global sobre seguridad nacional, una cualidad que le será indispensable frente a los retos que se avecinan.
La Sedena enfrenta desafíos que van más allá de la seguridad nacional y la lucha contra el narcotráfico. Al manejo de infraestructura clave como aeropuertos y aduanas, se suma la administración de la Guardia Nacional por decisión del Presidente y del Congreso. Esta corporación deberá convertirse, en el corto plazo, en una fuerza fundamental en la lucha contra la delincuencia y ello demanda el liderazgo firme del Gral. Trevilla.
El nuevo secretario de la Defensa sabe que la tarea primordial es devolver la estabilidad a un país que está bajo el acecho del crimen organizado, además de restituir la confianza de la población en las instituciones encargadas de su protección y para alcanzar este objetivo, dependerá de la perfecta coordinación con la SSPC, Marina y GN.
Este relevo en el alto mando militar no es sólo un cambio de nombres, es una oportunidad para reformular la estrategia de seguridad. México necesita respuestas y resultados urgentes. Quizá veamos alguna nueva señal en la primera reunión del gabinete de seguridad, el 2 de octubre, una fecha simbólica.
DE IMAGINARIA
No fue el Ejército el responsable de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El presidente López Obrador, como dice, no se chupa el dedo. La tomada de pelo fue lo que hizo la Comisión para la Verdad, con Alejandro Encinas al frente. Hizo acuerdos con Gildardo López Astudillo, uno de los líderes de Guerreros Unidos, grupo que asesinó a los estudiantes. A cambio de evitar su extradición tenía que decir la verdad. Pero dijo lo que quiso, menos eso, la verdad.