La Gran Depresión // Apatía por los datos y la realidad


Resumen:

Apatía por los datos y la realidad

Transcripción:

Apatía por los datos y la realidad

Desde hace tiempo, la discusión pública sobre los datos macroeconómicos dejó de ser algo importante.

En el sexenio pasado, tuvimos no una, sino dos recesiones y, cuando la información económico-financiera se contrastaba con las muy malas decisiones de política pública del presidente, su salida descarada era asegurar que él tenía otros datos.

Caía tan bien la desfachatez presidencial que ni sus críticos, mucho menos sus seguidores, intentaban que el jefe del Ejecutivo tomara con seriedad la condición económica nacional; todos le festejaban sus dicharachos y sus ocurrencias.

Dejó de ser importante que el crecimiento económico durante todo un sexenio estuviera tan cercano a cero; ya no era relevante medir el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita y apreciar el tamaño del retroceso nacional.

La persistente inflación se escondía detrás de una imaginaria canasta básica que desde Palacio Nacional juraban que cada mes bajaba de precio. Y si alguien se atrevía a confrontar a López Obrador con la realidad económica, siempre aparecía la irremediable culpa del pasado neoliberal.

México sigue atrapado ahí; parece ya no importar a nadie que las expectativas de crecimiento para este 2024 se hayan derrumbado. De acuerdo con las cifras más recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI), se previó un crecimiento del 2.4% en abril, se estimó 2.2% en julio y ahora se señala un raquítico 1.5% en su más reciente revisión.

Con todo y esa notable desaceleración, el FMI estima una inflación general en México este año del 4.7%, lo que implica un claro estancamiento en la lucha contra el acelerado aumento de precios por parte de la autoridad monetaria.

Esto es un claro fracaso de México. Las estimaciones para América Latina son de una expansión del 2.2% en este 2024 y, en el caso de Brasil, esperan una expansión de su PIB del 3% este año.

El régimen claramente falló en materia económica; además, este año ha sido de una enorme irresponsabilidad fiscal, sobre todo durante la primera mitad. En un afán claramente electoral, se disparó el gasto público a costa de un mayor déficit presupuestal y un creciente endeudamiento, sin lograr encadenar un crecimiento económico.

Y si alguien dice que en todo caso el próximo año México cosechará lo que sembró con el gasto del 2024, pues no. La estimación de expansión del PIB para el 2025 es de apenas 1.3%, con amplias posibilidades de mantener revisiones a la baja.

Este país es hoy un modelo de fracaso por sus políticas internas. No se le puede echar la culpa a Estados Unidos, que suele arrastrar a la baja a esta economía, porque allá se espera que el PIB se expanda este año en 2.8% y en 2.2% en el 2025.

Y lo peor, en esa ruta de apatía social, del dominio del discurso mentiroso del oficialismo, el régimen está tomando hoy medidas que garantizan el fracaso futuro, marcadamente con la forma en que se están apropiando del Poder Judicial.

Con el discurso mentiroso de que fue el pueblo quien así lo quiso, todos vemos—unos con apatía, otros con complicidad—cómo se desmorona este país que tuvo grandes expectativas.
Enrique Campos Suárez