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Trump 2.0: las amenazas y las reuniones de los empresarios
Donald Trump se convertirá hoy en el presidente más poderoso del mundo y de la historia reciente de Estados Unidos. Con un alto respaldo popular, el Congreso y la Corte a su favor, el republicano regresa a la Casa Blanca con la amenaza de cambiar radicalmente la política migratoria, de seguridad, económica y diplomática bajo la promesa de "Hacer a América grande otra vez".
Y por si quedara duda de si Trump va a cumplir sus amenazas tan pronto sea investido como el presidente número 47 de Estados Unidos, este domingo, durante su discurso en la Capitol One Arena, en Washington, dijo que el día uno firmará todas las órdenes ejecutivas que prometió. "Para el momento en que anochezca mañana, la invasión en la frontera se habrá detenido y se frenará la 'invasión' en la frontera con México y comenzarán las deportaciones masivas, lo que hará muy feliz a la gente".
Mientras en Estados Unidos, el "efecto Trump", como él mismo lo define, contagia hasta a empresarios y funcionarios mexicanos, en el país la presidenta Claudia Sheinbaum reiteró en Puebla, uno de los estados que más mexicanos ha "exportado" a este país, que "México no es colonia ni protectorado de nadie. Que se oiga bien, que se oiga lejos", dijo este domingo.
La presidenta explicó que los mexicanos son los que "sacan adelante" la economía de Estados Unidos, en sectores como el de la construcción y el campo. "¿A poco tendrían comida en la mesa los estadounidenses si no fuera por los mexicanos y las mexicanas?", lanzó Sheinbaum. El problema es que, como dice el clásico, Trump "ni nos ve ni nos escucha".
Y tras la defensa de México, la presidenta comenzó a preparar el otro discurso, mucho más realista: "Primero vamos a defender a las y los mexicanos allá. Los consulados ya tienen más abogados".
Además del discurso en la plaza pública, el equipo de Sheinbaum intentó por dos vías más políticas y diplomáticas distensar las relaciones.
Primero, el canciller Juan Ramón de la Fuente, en Arizona, y este fin de semana el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, en Detroit. No obstante, a juzgar por las palabras de Trump este domingo, nada cambiará sus promesas de campaña.
En Washington DC, a donde se trasladaron varios empresarios mexicanos como Carlos Slim Helú, Carlos Slim Domit, Bernardo Gómez, Alfonso de Angoitia, Moisés E. Saba, Héctor Sulaimán, Mauricio Doehner, Alejandro Valenzuela y Francisco Cervantes, entre otros, hay cierta esperanza de que las amenazas se aplacen y se abran mesas de negociación.
Por ejemplo, las reuniones con Christofer Landau, designado subsecretario de Estado, resultaron positivas y esperanzadoras, pues el mensaje que se transmitió por parte del exembajador de Estados Unidos en México fue que las relaciones con México seguirán siendo buenas y las promesas de Trump se consensuarán con México.
Lo mismo ocurrió en las reuniones con Ronald Johnson, próximo embajador de Estados Unidos en México; el mensaje fue de diplomacia y buen entendimiento. El problema es que todos dependen de la voluntad de su jefe, Donald Trump.
Así que las visiones encontradas, una en el discurso de Trump, y otra, la que transmitieron algunos de los integrantes de su equipo de trabajo, mantienen la incertidumbre.
Por lo pronto, además del apoyo legal a los mexicanos que viven en Estados Unidos, la presidenta Sheinbaum ordenó implementar un sistema para habilitar albergues en la frontera donde se reciban a los connacionales deportados. La idea es solicitar 125 voluntarios por dependencia. Dicha orden comenzará a ejecutarse tras las órdenes ejecutivas de Trump.
Desde el equipo de Trump transmitieron un mensaje positivo, pero el discurso es otro. Hay incertidumbre.
MARIO MALDONADO