Transcripción:
RUMBO AL FUTURO INCIERTO Y DE RIESGO
El gobierno tiene ante sí una tarea nada sencilla en diplomacia en los próximos meses. En los últimos años, la política exterior se convirtió en un asunto aldeano y poco profesional.
A la vieja usanza se optó por "premiar", o algo parecido, a políticos de la oposición, en particular del PRI. No es casual que en los estados en que ganó Morena y que eran gobernados por el PRI, los y las gobernadoras fueran "invitados" a consulados o embajadas; a la distancia, muchas cosas resultaron obvias. Todo indica que sus derrotas se convirtieron en el "premio diplomático". Uno de los ahora embajadores reconoció que no tenía experiencia y confundió el país al que había sido designado. En los tiempos que estamos, el gazapo se intentó hacer ver como una gracejada, mientras el estado de Hidalgo pasó a manos de Morena.
La política exterior con López Obrador fue sectaria y carente de una mirada integral. No se hizo una sola referencia a la situación interna de países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, por mencionar ejemplos regionales, sin olvidar el largo tiempo que se tomó el expresidente para reconocer el triunfo de Biden, a diferencia de la rapidez para reconocer en otros casos las victorias de partidos o gobiernos con los que se tenía una identidad.
Todo ello ha tenido un costo. Pasamos de ser una nación mediadora, cercana y un referente ante conflictos nacionales e internacionales, a involucrarnos en algunos casos en peleas de callejón. En más de un caso, todo terminó en confusión y declaraciones contradictorias y profundamente ideologizadas. Parece ser que la presidenta está buscando otro rumbo.
Una de las principales estrategias para revertir el aislamiento parte de los personajes que serán designados en embajadas y consulados. En la medida en que México cuente con mayor presencia de personal del Servicio Exterior, se tendrá mayor, y probablemente, la certeza del profesionalismo y el conocimiento necesarios para la toma de decisiones.
Los primeros nombramientos en diversos consulados en EU han sido variopintos; habrá que ver qué decide la presidenta. México no puede ser un simple espectador. En cuanto a los organismos internacionales, López Obrador aseguró que la ONU era un cero a la izquierda. Recientemente, se descalificó a la OEA por su análisis sobre las elecciones al Poder Judicial; sin embargo, nada se dijo cuando este organismo y otros calificaron positivamente las elecciones mexicanas de 2018 y 2024.
Si participamos y le pedimos a la ONU que haga un llamado por la paz, como lo hizo ayer la presidenta, ello nos obliga a asumir derechos y obligaciones ante los organismos internacionales. Una cosa es la descalificación y otra las batallas internas dentro de estas instituciones para que puedan ser transformadas.
Es probable que estemos en medio de un momento muy importante de decisión para la humanidad. México no puede ser un simple espectador. Por tradición y por nuestras propias conciencias, nuestro país debe jugar un papel activo, profundamente cauteloso y comprometido.
Se tiene que reactivar una política exterior menos ideologizada y más crítica, incluso con aquellos que hoy hemos colocado como aliados. Son naciones con profundas problemáticas, lo cual se ha soslayado desde el gobierno anterior, y en algún sentido, también en este.
No va a ser una empresa sencilla, porque en estos tiempos cualquier reacción de México puede generar problemas con el irascible gobierno de EU. Un paso importante serán los nombramientos del cuerpo diplomático; ellos serán nuestros interlocutores con el mundo.
En medio de una brutal problemática mundial, tenemos que preguntarnos qué podemos hacer y qué queremos para nosotros.
RESQUICIOS.
Trump puede estar desatando un conflicto de carácter mundial. Kamala Harris tenía razón cuando dijo que si ganaba el republicano, en seis meses podría meter a su país en una guerra; todo es inédito e impredecible.
solorzano52mx@yahoo.com.mx / @JavierSolorzano
JAVIER SOLÓRZANO ZINSER